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 Por: Hno. Victor Richards
Publicado el:
Martes 11 de Octubre, 2022
ANCLA 2 - PARTE 10
Amada Iglesia:
La semana pasada hablamos de no ser higueras con solo hojas verdes, pero sin fruto.
Necesitamos buscar Su voluntad, en Su Palabra, lo que Él quiere de cada uno de nosotros.
Necesitamos buscar Su Presencia con la confianza que podemos acercarnos al trono de Su gracia por la sangre preciosa de Su Hijo Jesucristo.
También, hemos visto la importancia de llenarnos de la Palabra de Dios y luego, poder proclamar esta Palabra en nuestras vidas.
Si estamos llenos de Su Palabra, entonces, de la abundancia de nuestro corazón hablara nuestra boca.
Seremos personas que hablen victoria, bendición, que declaremos derrota del enemigo y que declaremos vida y avivamiento para nuestras familias, nuestro México y nuestro mundo.
Ahora, vamos al libro de Marcos.
Marcos 11 del 22 al 23
22. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.
23. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Las palabras dan fruto cuando salen de un corazón que no tiene duda. Las palabras no dan fruto cuando solo salen de la cabeza.
Esto no es una formula, es una verdad de vida, ¿me explico?
Yo no estoy dándoles una varita de oro para que como un hada madrina puedan decir a una calabaza: Seas hecho un carro y, ¡zas!
Como puedes ver, no es una formula.
Cuando la Palabra de Dios ha llenado nuestros corazones, nuestra boca hablara bendición y las cosas sucederán en nuestras vidas y en las de otras personas.
Es una verdad que si la tomamos en nuestro corazón será un ancla en los tiempos de tormenta, de angustia o de problemas.
Toda declaración de la Palabra de Dios empieza con acercarnos a Dios, luego declarar Su Palabra sobre la tormenta o el problema que estamos enfrentando.
Es cierto, vamos a tener que persistir, seremos probados, pero, créame que la tormenta no nos va a destruir.
Consideremos el libro de los Salmos.
Salmo 1 verso 1 y 2
1. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2. Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.
Esta persona se deleita al meditar de día y de noche la Palabra de Dios.
Sigamos en el versículo 3:
3. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.
¡Yo quiero ser esta persona! ¿Y usted?
Sería bueno que ustedes aprendieran de memoria esta Palabra; puede cambiar sus vidas.
Amada Iglesia, vamos a orar.
Padre nuestro:
¡Cómo te damos gracias por esta enseñanza que nos das!
Te bendecimos por Tu Palabra porque por medio de ella podemos conocerte y conocer Tu voluntad para nosotros.
Te pedimos que nos enseñes a amar Tu Palabra, a que sea nuestra delicia cuando meditemos en ella.
Has que Tu Palabra sea vida en nosotros, que sea medicina en nuestros cuerpos, que traiga sanidad y salvación a nuestras familias.
Lo pedimos en el Nombre de Tu Hijo Jesús.
Amén.
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