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Viernes 31 de Julio, 2015
¡Cómo me inspira el ejemplo de Débora porque ella era una mujer que estaba directamente involucrada en la batalla! Además, pocas mujeres han ascendido a un lugar de poder, dignidad y autoridad como Débora. Después del tercer juez sobre Israel, el pueblo otra vez se había apartado de Dios y por lo tanto, había caído bajo la opresión de sus enemigos. Pero cuando clamaron a Dios por misericordia, Él levantó un instrumento para dirigirles y librarles. Y sorpresa de sorpresas, ¡fue una mujer!
En los días de Débora, más que ahora, la mujer estaba en su casa y no tenía ni voz ni voto. Sin embargo, leemos que Débora gobernaba y que era una profetisa y juez de Israel, es decir, alguien que declaraba la voluntad de Dios al pueblo. En el capítulo 4 de jueces, leemos cómo Débora acostumbraba dar consejos debajo de una palmera en la época en que Israel sufría la cruel opresión del rey cananeo que había ocupado sus tierras. Sísara, era el capitán del ejército enemigo, él atemorizaba constantemente a los israelitas con sus 900 carros herrados, mientras que Israel no tenía armas para defenderse.
Entonces, en medio de esta situación militar totalmente desequilibrada; Débora le dice a Barac: "Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti?". Esta mujer habló fe al corazón de Barac, su compañero. Tú y yo podemos hablar fe a los corazones de los que nos rodean. Me impresiona la respuesta de Barac. Él contestó, "si tú fueres conmigo, yo iré, pero si no fueres conmigo, no iré". Me pregunto, ¿qué clase de mujer era Débora, para que hombres fuertes la respetaran tanto? Sin duda que era una mujer prudente con una pasión en su corazón por Dios, pero también una mujer segura de sí misma, porque sabía que ¡Dios le había levantado y la había llamado! Ella no tuvo que promoverse a sí misma o "defender" su posición delante del pueblo, porque su seguridad estaba en Dios. Y cuando es Dios quien te levanta, nadie te puede quitar o derrocar.
Me hace pensar en la historia de la tortuga encima del poste. Cuando ves a una tortuga encima de un poste, sabes una cosa: ALGUIEN LA PUSO ALLÍ. Es decir, ella no se subió solita. Si tú y yo tratamos de subir de posición por nuestras propias fuerzas, se provocarán fuertes problemas, pero si esperamos que Dios nos coloque, seremos de bendición a todos en nuestro derredor. Cuando Débora aseguró a Barac que ella lo acompañaría, él descendió del monte de Tabor con diez mil hombres, armados únicamente con arcos y flechas. La batalla empezó y Dios actuó a favor de su pueblo. Del historiador Josefo y del canto de Débora en Jueces 5, aprendemos lo que sucedió. Una gran tormenta de granizo se desató, pegándole a Sísara y su ejército directamente en la cara. Sin duda, los enemigos se resbalaban y tropezaban en el lodo, causando destrozos a sus carros.
¿Qué más podemos aprender de Débora? Ella no se desanimó por la falta de fe y visión de su colega, Barac (v. 8, 9). Siempre habrá gente a nuestro alrededor que dice, "No se puede"; o que dice, "Las cosas siempre han sido así"; y "Vas a fracasar". Además, Débora no se enfocó en la grandeza del enemigo. Como mujeres orando por nuestras ciudades y nuestra nación, es muy fácil ver lo grande de los problemas: la violencia, el alcoholismo, la drogadicción, la homosexualidad, la perversión sexual, la corrupción, y sentirnos incapaces de hacer algo. Pero tenemos que mantener nuestros ojos en la grandeza de nuestro Dios y en el hecho de que Él siempre se ha especializado en usar "lo débil y lo necio de este mundo" y que siempre ha usado números pequeños para hacer lo imposible, como también en el caso de Gedeón.
Aparte de las mujeres bíblicas, existen mujeres modernas que Dios está usando para enfrentar al enemigo y ganar. México tiene muchas mujeres de esta clase. El siguiente testimonio es un ejemplo.
En abril, las noticias internacionales estaban advirtiendo a los turistas que no fueran a Acapulco, porque según los reportes, existía un peligro real de violencia en las calles a causa de las elecciones, sin embargo, la prensa reportó que sucedieron en un ambiente de paz, sin incidentes. Lo que la prensa no reportó, es que el pueblo de Dios se puso a orar y Dios les escuchó. Seguramente, había varios grupos y congregaciones en Acapulco orando, pero lo que Lulú Fuentes escribió me impactó.
"…El Señor empezó a trabajar en nuestros corazones de una manera especial y fuimos motivadas por el Espíritu Santo a lo que hemos llamado "reloj, 24 Horas de Intercesión", cada una de las mujeres nos comprometimos a orar una hora específica cubriendo las 24 horas el día.
Una de las repuestas que hemos recibido fue que hubo tranquilidad en el puerto el día de las votaciones. Había corrido el rumor de que los grupos de oposición se levantarían en contienda. Hasta el día de hoy las cosas están en paz".
En cada Avivamiento a través de la historia, han existido intercesores fieles, que claman a Dios a favor de la tierra. ¡Tú y yo podemos ser parte de este ejército, pequeño en número, pero grande en poder.
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