Orando para lograr resultados | |||||||
II. La segunda marca en la pistaVenga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierraEn oración establecemos el Reino de Dios aquí en la tierra. Lo hacemos a través de una declaración confiada. Declaramos que su Reino vendrá, ¡su voluntad será hecha en la tierra como en el cielo! ¡Dilo así! ¡Afírmalo así! ¡Óralo así! ¡Nuestras palabras tienen poder! Consideremos cinco áreas por las cuales debemos orar y declarar: “Venga tu Reino” es decir; tu gobierno, tu dominio, tu control absoluto. 1. A mi propia vidaComenzar por la propia vida parece egoísta pero no lo es. ¿Cómo podría bendecir a otros si antes yo mismo no soy fuerte en el Señor? Es como cuando tiramos una piedra en un estanque, el círculo de olas parte del centro y de allí van haciéndose más y más grandes. Así que empiezo por declarar que Jesús es el Señor de mi vida. Por eso afirmo: “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en mí”. Declaro que el Reino de Dios tiene el primer lugar en mi corazón, que busco primeramente el Reino de Dios y su justicia de acuerdo con Mateo 6:33. Vivo para el Reino, las cosas materiales no tienen dominio sobre mí. Otras veces comienzo mi declaración apropiándome de lo que la Palabra dice sobre mí: “Yo soy la justicia de Dios” (2 Corintios 5:21), “ninguna arma forjada contra mí prosperará” (Isaías 54:17) y “Soy como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (Salmo 1:3). 2. A mi familiaDespués de orar por mí mismo paso a orar por mi familia: mi cónyuge, hijos y nietos. Si aprendiéramos a establecer el Reino (el señorío) de Dios en las vidas de nuestros seres amados evitaríamos muchísimos problemas familiares. Así que sobre mi esposa declaro bendición y protección y afirmo que es una persona que busca primeramente el Reino de Dios; declaro y afirmo paz y unidad en nuestro hogar y ato cualquier espíritu de disensión o división que quisiera entrometerse. Luego oro por cada uno de mis hijos, por sus cónyuges y por los nietos. Declaro que la paz, la justicia y el gozo reinan sobre ellos. Como padre o madre cristiano tu puedes atar los espíritus de maldad, de fornicación y de rebeldía que atacan a tus hijos. Declara la guerra al diablo, enójate con él y establece el Reino de Dios en tu familia. Si pagamos el precio de la oración hoy, no tendremos que pagar después el altísimo precio de la falta de oración. 3. A la iglesiaEn tercer lugar oro por la iglesia, que es la expresión del cuerpo de Cristo aquí en la tierra. Pido por la iglesia a donde voy porque allí es donde normalmente recibo mi alimento espiritual. Oro porque se haga la voluntad de Dios en la vida del pastor y los demás líderes espirituales, que el Señor les dé sabiduría y fidelidad para enseñar la Palabra de Dios y no las tradiciones humanas. 4. A la cosecha de almasJesús nos instruye en Mateo 9:37-38 para que roguemos “al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. Yo ruego al Señor que mande obreros a fin de que otros puedan conocer la luz como yo la conozco y para que millones de almas sean salvas. En este momento oro por mis vecinos, amistades y todos en mi derredor, para que ellos sean librados de la oscuridad y conozcan a Cristo. 5. A la patriaPido que venga el Reino de Dios a mi patria para que en ella reine la justicia y la paz. En 2 Crónicas 7:14 encontramos una promesa maravillosa para los que interceden por su patria: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. La única esperanza de la patria son las oraciones del pueblo de Dios (ver el libro del mismo autor “El secreto para cambiar su familia y su mundo” para mayor información sobre el tema). III. La tercera marca en la pistaEl pan nuestro de cada día, dánoslo hoySabemos que la voluntad de Dios es darnos el pan de cada día porque Jesús nunca nos enseñaría a pedir algo que Él no quisiera darnos. Lo que Él quiere es que aprendamos a confiar en Él para todas nuestras necesidades. Aquí presentamos cuatro principios básicos: 1. Creer que la voluntad de Dios es que prosperes. 2. Vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. 3. Pedir específicamente lo que necesitas. 4. Orar tenazmente. Examinemos cada uno de estos principios. 1. Creer que la voluntad de Dios es que prosperesEl Señor quiere que tu quedes libre de dos cosas: 1. Del amor al dinero y 2. De la maldición de la miseria. Tanto la “mentalidad de pobreza” como el amor al dinero, te robarán las mejores bendiciones de Dios. Medita en las Escrituras sobre la prosperidad y apréndetelas de memoria: Deuteronomio 28:1-8 Salmo 112:1-3 Proverbios 22:4 Filipenses 4:19 Deuteronomio 8:18 3 Juan 1:2 (Ver el libro del mismo autor: “Cómo romper la maldición de la pobreza”). 2. Vivir de acuerdo con la voluntad de DiosAlgunos quieren prosperidad económica pero sin comprometerse a una vida de entrega al Señor Jesús. Las promesas de prosperidad son para los que la buscan en oración y de conformidad con la Palabra, para los que trabajan y dan en obediencia al Señor. Dios no bendice a perezosos ni a tacaños. Proverbios 13:4 Malaquías 3:10 3. Pedir específicamente lo que necesitasMuchas veces no se pide específicamente porque hay una raíz de incredulidad. Si necesitas un automóvil pídeselo, si necesitas mejor trabajo pídeselo. 4. Orar tenazmenteMuchos no reciben de Dios porque si no reciben inmediatamente dudan diciéndo: “El Señor no quiere bendecirme”. Para recobrar lo que nos ha robado el enemigo necesitamos orar con tenacidad. Juan 10:10 ¿Cómo podemos recobrar lo que Satanás nos ha robado? Santiago 4:7 Aunque la respuesta tarde en llegar ¡tu aférrate a la promesa! |
|
||||||
Ver Mas |
Orando para lograr resultados |
II. La segunda marca en la pistaVenga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierraEn oración establecemos el Reino de Dios aquí en la tierra. Lo hacemos a través de una declaración confiada. Declaramos que su Reino vendrá, ¡su voluntad será hecha en la tierra como en el cielo! ¡Dilo así! ¡Afírmalo así! ¡Óralo así! ¡Nuestras palabras tienen poder! Consideremos cinco áreas por las cuales debemos orar y declarar: “Venga tu Reino” es decir; tu gobierno, tu dominio, tu control absoluto. 1. A mi propia vidaComenzar por la propia vida parece egoísta pero no lo es. ¿Cómo podría bendecir a otros si antes yo mismo no soy fuerte en el Señor? Es como cuando tiramos una piedra en un estanque, el círculo de olas parte del centro y de allí van haciéndose más y más grandes. Así que empiezo por declarar que Jesús es el Señor de mi vida. Por eso afirmo: “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en mí”. Declaro que el Reino de Dios tiene el primer lugar en mi corazón, que busco primeramente el Reino de Dios y su justicia de acuerdo con Mateo 6:33. Vivo para el Reino, las cosas materiales no tienen dominio sobre mí. Otras veces comienzo mi declaración apropiándome de lo que la Palabra dice sobre mí: “Yo soy la justicia de Dios” (2 Corintios 5:21), “ninguna arma forjada contra mí prosperará” (Isaías 54:17) y “Soy como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (Salmo 1:3). 2. A mi familiaDespués de orar por mí mismo paso a orar por mi familia: mi cónyuge, hijos y nietos. Si aprendiéramos a establecer el Reino (el señorío) de Dios en las vidas de nuestros seres amados evitaríamos muchísimos problemas familiares. Así que sobre mi esposa declaro bendición y protección y afirmo que es una persona que busca primeramente el Reino de Dios; declaro y afirmo paz y unidad en nuestro hogar y ato cualquier espíritu de disensión o división que quisiera entrometerse. Luego oro por cada uno de mis hijos, por sus cónyuges y por los nietos. Declaro que la paz, la justicia y el gozo reinan sobre ellos. Como padre o madre cristiano tu puedes atar los espíritus de maldad, de fornicación y de rebeldía que atacan a tus hijos. Declara la guerra al diablo, enójate con él y establece el Reino de Dios en tu familia. Si pagamos el precio de la oración hoy, no tendremos que pagar después el altísimo precio de la falta de oración. 3. A la iglesiaEn tercer lugar oro por la iglesia, que es la expresión del cuerpo de Cristo aquí en la tierra. Pido por la iglesia a donde voy porque allí es donde normalmente recibo mi alimento espiritual. Oro porque se haga la voluntad de Dios en la vida del pastor y los demás líderes espirituales, que el Señor les dé sabiduría y fidelidad para enseñar la Palabra de Dios y no las tradiciones humanas. 4. A la cosecha de almasJesús nos instruye en Mateo 9:37-38 para que roguemos “al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. Yo ruego al Señor que mande obreros a fin de que otros puedan conocer la luz como yo la conozco y para que millones de almas sean salvas. En este momento oro por mis vecinos, amistades y todos en mi derredor, para que ellos sean librados de la oscuridad y conozcan a Cristo. 5. A la patriaPido que venga el Reino de Dios a mi patria para que en ella reine la justicia y la paz. En 2 Crónicas 7:14 encontramos una promesa maravillosa para los que interceden por su patria: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. La única esperanza de la patria son las oraciones del pueblo de Dios (ver el libro del mismo autor “El secreto para cambiar su familia y su mundo” para mayor información sobre el tema). III. La tercera marca en la pistaEl pan nuestro de cada día, dánoslo hoySabemos que la voluntad de Dios es darnos el pan de cada día porque Jesús nunca nos enseñaría a pedir algo que Él no quisiera darnos. Lo que Él quiere es que aprendamos a confiar en Él para todas nuestras necesidades. Aquí presentamos cuatro principios básicos: 1. Creer que la voluntad de Dios es que prosperes. 2. Vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. 3. Pedir específicamente lo que necesitas. 4. Orar tenazmente. Examinemos cada uno de estos principios. 1. Creer que la voluntad de Dios es que prosperesEl Señor quiere que tu quedes libre de dos cosas: 1. Del amor al dinero y 2. De la maldición de la miseria. Tanto la “mentalidad de pobreza” como el amor al dinero, te robarán las mejores bendiciones de Dios. Medita en las Escrituras sobre la prosperidad y apréndetelas de memoria: Deuteronomio 28:1-8 Salmo 112:1-3 Proverbios 22:4 Filipenses 4:19 Deuteronomio 8:18 3 Juan 1:2 (Ver el libro del mismo autor: “Cómo romper la maldición de la pobreza”). 2. Vivir de acuerdo con la voluntad de DiosAlgunos quieren prosperidad económica pero sin comprometerse a una vida de entrega al Señor Jesús. Las promesas de prosperidad son para los que la buscan en oración y de conformidad con la Palabra, para los que trabajan y dan en obediencia al Señor. Dios no bendice a perezosos ni a tacaños. Proverbios 13:4 Malaquías 3:10 3. Pedir específicamente lo que necesitasMuchas veces no se pide específicamente porque hay una raíz de incredulidad. Si necesitas un automóvil pídeselo, si necesitas mejor trabajo pídeselo. 4. Orar tenazmenteMuchos no reciben de Dios porque si no reciben inmediatamente dudan diciéndo: “El Señor no quiere bendecirme”. Para recobrar lo que nos ha robado el enemigo necesitamos orar con tenacidad. Juan 10:10 ¿Cómo podemos recobrar lo que Satanás nos ha robado? Santiago 4:7 Aunque la respuesta tarde en llegar ¡tu aférrate a la promesa! |
Ver Mas |
Orando para lograr resultados |
II. La segunda marca en la pistaVenga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierraEn oración establecemos el Reino de Dios aquí en la tierra. Lo hacemos a través de una declaración confiada. Declaramos que su Reino vendrá, ¡su voluntad será hecha en la tierra como en el cielo! ¡Dilo así! ¡Afírmalo así! ¡Óralo así! ¡Nuestras palabras tienen poder! Consideremos cinco áreas por las cuales debemos orar y declarar: “Venga tu Reino” es decir; tu gobierno, tu dominio, tu control absoluto. 1. A mi propia vidaComenzar por la propia vida parece egoísta pero no lo es. ¿Cómo podría bendecir a otros si antes yo mismo no soy fuerte en el Señor? Es como cuando tiramos una piedra en un estanque, el círculo de olas parte del centro y de allí van haciéndose más y más grandes. Así que empiezo por declarar que Jesús es el Señor de mi vida. Por eso afirmo: “Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en mí”. Declaro que el Reino de Dios tiene el primer lugar en mi corazón, que busco primeramente el Reino de Dios y su justicia de acuerdo con Mateo 6:33. Vivo para el Reino, las cosas materiales no tienen dominio sobre mí. Otras veces comienzo mi declaración apropiándome de lo que la Palabra dice sobre mí: “Yo soy la justicia de Dios” (2 Corintios 5:21), “ninguna arma forjada contra mí prosperará” (Isaías 54:17) y “Soy como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (Salmo 1:3). 2. A mi familiaDespués de orar por mí mismo paso a orar por mi familia: mi cónyuge, hijos y nietos. Si aprendiéramos a establecer el Reino (el señorío) de Dios en las vidas de nuestros seres amados evitaríamos muchísimos problemas familiares. Así que sobre mi esposa declaro bendición y protección y afirmo que es una persona que busca primeramente el Reino de Dios; declaro y afirmo paz y unidad en nuestro hogar y ato cualquier espíritu de disensión o división que quisiera entrometerse. Luego oro por cada uno de mis hijos, por sus cónyuges y por los nietos. Declaro que la paz, la justicia y el gozo reinan sobre ellos. Como padre o madre cristiano tu puedes atar los espíritus de maldad, de fornicación y de rebeldía que atacan a tus hijos. Declara la guerra al diablo, enójate con él y establece el Reino de Dios en tu familia. Si pagamos el precio de la oración hoy, no tendremos que pagar después el altísimo precio de la falta de oración. 3. A la iglesiaEn tercer lugar oro por la iglesia, que es la expresión del cuerpo de Cristo aquí en la tierra. Pido por la iglesia a donde voy porque allí es donde normalmente recibo mi alimento espiritual. Oro porque se haga la voluntad de Dios en la vida del pastor y los demás líderes espirituales, que el Señor les dé sabiduría y fidelidad para enseñar la Palabra de Dios y no las tradiciones humanas. 4. A la cosecha de almasJesús nos instruye en Mateo 9:37-38 para que roguemos “al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. Yo ruego al Señor que mande obreros a fin de que otros puedan conocer la luz como yo la conozco y para que millones de almas sean salvas. En este momento oro por mis vecinos, amistades y todos en mi derredor, para que ellos sean librados de la oscuridad y conozcan a Cristo. 5. A la patriaPido que venga el Reino de Dios a mi patria para que en ella reine la justicia y la paz. En 2 Crónicas 7:14 encontramos una promesa maravillosa para los que interceden por su patria: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. La única esperanza de la patria son las oraciones del pueblo de Dios (ver el libro del mismo autor “El secreto para cambiar su familia y su mundo” para mayor información sobre el tema). III. La tercera marca en la pistaEl pan nuestro de cada día, dánoslo hoySabemos que la voluntad de Dios es darnos el pan de cada día porque Jesús nunca nos enseñaría a pedir algo que Él no quisiera darnos. Lo que Él quiere es que aprendamos a confiar en Él para todas nuestras necesidades. Aquí presentamos cuatro principios básicos: 1. Creer que la voluntad de Dios es que prosperes. 2. Vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. 3. Pedir específicamente lo que necesitas. 4. Orar tenazmente. Examinemos cada uno de estos principios. 1. Creer que la voluntad de Dios es que prosperesEl Señor quiere que tu quedes libre de dos cosas: 1. Del amor al dinero y 2. De la maldición de la miseria. Tanto la “mentalidad de pobreza” como el amor al dinero, te robarán las mejores bendiciones de Dios. Medita en las Escrituras sobre la prosperidad y apréndetelas de memoria: Deuteronomio 28:1-8 Salmo 112:1-3 Proverbios 22:4 Filipenses 4:19 Deuteronomio 8:18 3 Juan 1:2 (Ver el libro del mismo autor: “Cómo romper la maldición de la pobreza”). 2. Vivir de acuerdo con la voluntad de DiosAlgunos quieren prosperidad económica pero sin comprometerse a una vida de entrega al Señor Jesús. Las promesas de prosperidad son para los que la buscan en oración y de conformidad con la Palabra, para los que trabajan y dan en obediencia al Señor. Dios no bendice a perezosos ni a tacaños. Proverbios 13:4 Malaquías 3:10 3. Pedir específicamente lo que necesitasMuchas veces no se pide específicamente porque hay una raíz de incredulidad. Si necesitas un automóvil pídeselo, si necesitas mejor trabajo pídeselo. 4. Orar tenazmenteMuchos no reciben de Dios porque si no reciben inmediatamente dudan diciéndo: “El Señor no quiere bendecirme”. Para recobrar lo que nos ha robado el enemigo necesitamos orar con tenacidad. Juan 10:10 ¿Cómo podemos recobrar lo que Satanás nos ha robado? Santiago 4:7 Aunque la respuesta tarde en llegar ¡tu aférrate a la promesa! |
Ver Mas |