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"ADVERTENCIA"Â | |||||||
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Las Sagradas Escrituras nos advierten en 2 Timoteo 3:1-4; "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios". Vivimos en los últimos tiempos; sólo con ver a nuestro alrededor nos damos cuenta que es así. Tanto los medios de comunicación como las redes sociales dan muestra de esta realidad; llamando a lo ‘bueno’ malo y a lo ‘malo’ bueno. La legalización del matrimonio homosexual, el aborto, el terrorismo contra el mundo occidental, la persecución del pueblo cristiano, la decadencia de nuestras instituciones y la corrupción descarada de la clase política; es una clara advertencia a nuestra conciencia y corazón adormecidos por la indiferencia a la realidad de Dios. ¿Será que no nos hemos dado cuenta de nuestra condición pecaminosa, y que Dios en su paciencia nos está llamando al arrepentimiento? En una ocasión, Jesús entristecido por la dureza del corazón de los religiosos de aquellos tiempos les dijo:"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta". En la Palabra de Dios encontramos las historias de las consecuencias por hacer caso omiso a las advertencias que Dios hacía a un pueblo rebelde, contumaz e indiferente. En 1ª de Corintios 10:5-11, hay un relato de este juicio y la advertencia que nos hace a nosotros, los que estamos viviendo en estos tiempos. "Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos". También Jesús habló acerca de los tiempos futuros en Lucas 17:26-29; "Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos". La mayoría de la gente cuando se les confronta con su condición espiritual responden de una de las siguientes maneras: "Yo no creo esas cosas", "Yo no creo en Dios", "Yo creo en la religión que mis padres me enseñaron", "Yo no necesito otra religión", "Yo tengo mi propio concepto de Dios". Pero, todos estos argumentos no cambian absolutamente nada, aún estamos bajo el escrutinio y el juicio de Dios al tratar de evadir nuestra responsabilidad moral delante de Él. Jesús dijo: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas (religiones, conceptos) mandamientos de hombres"; Marcos 7:6, 7. Todos hemos violado la Ley de Dios. La Palabra de Dios nos dice que; "Por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios"; Romanos 3:23. El decir que somos buenas personas y que no le hemos hecho mal a nadie… nos hace mentirosos. Y, ¿qué dice la ley de Dios al respecto?: "El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos"; Salmo 101:7. Deliberadamente estamos violando la ley de Dios y venimos a la conclusión de que somos mentirosos. ¿Has mentido alguna vez? ¿Alguna vez robaste? ¿Has deseado con lujuria a una mujer, has visto pornografía, has hablado mal de alguien? La palabra de Dios nos dice que el que violare solamente uno de estos mandamientos es culpable de todos (Santiago 2:10). Así que, después de todo, no somos "tan buenas personas"; somos culpables y merecemos el justo juicio de Dios. Pero Dios en su gran amor, envío a su Hijo Jesucristo en forma de carne para condenar al pecado en la carne, y para que nosotros podamos, a través del Espíritu Santo, "Nacer de Nuevo" en un profundo y sincero arrepentimiento, para una vida nueva. Una persona que no se ha arrepentido de su pecado y Nacido de Nuevo, no podrá entrar en el cielo. Una persona que no ha renacido a través del Espíritu Santo no conoce a Dios y su espíritu perecerá en la oscuridad por toda la eternidad. Quizás te preguntes, ¿qué debo hacer? ¿Podrá Dios perdonarme después de todo lo que he hecho? En mi experiencia personal me hice las mismas preguntas, pues mi ignorancia de las Escrituras y del propósito de Dios para mi vida, me tenían en esclavitud y condenación. Pero cuando me di cuenta que era un pecador y que estaba en serios problemas con el Señor, caí de rodillas y derramé mi corazón delante de Él, diciéndole que no entendía todo esto de la religión, pero una cosa si sabía, que yo era culpable, y que necesitaba Su perdón. Inmediatamente sentí que se me quitaba un gran peso de encima y una profunda paz me invadió, acompañada de un extraño gozo que nunca había sentido. Busqué una Biblia y empecé a leerla y me encontré con un Dios bueno y perdonador; me di cuenta que Él; "…es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento"; 2 Pedro 3:9. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad"; 1ª Juan 1:9. "Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús"; Romanos 3:24. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don (regalo) de Dios"; Efesios 2:8. Me di cuenta que si yo me había arrepentido de mi pecado y aceptado su perdón en fe, el Señor me daría el perdón y la salvación gratuitamente, pues es un regalo de Dios para los que se arrepienten y sinceramente, le aman y le buscan. Ante esta demostración del gran amor de Dios, no tenemos excusa alguna para seguir viviendo en una vida desordenada y lejos de Dios. Ahora puedo comprender porque debemos ser insistentes y no perder de vista la gran responsabilidad que tenemos de anunciar al mundo que nos rodea las "Buenas Nuevas" de Jesús. O dicho de otra manera, desde la perspectiva de Dios; ahora entiendo el por qué de "La Gran Comisión", de anunciar a toda criatura el Evangelio. Esta advertencia es una muestra del amor y la paciencia de Dios, pues Él quiere que todos vengan al arrepentimiento y sean salvos por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Al mismo tiempo, esa advertencia puede ser de bendición o de juicio para nuestras ciudades, si descuidamos esta gran oportunidad de salvación tan grande. |
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Por: Rafael Márquez
"ADVERTENCIA"Â |
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Las Sagradas Escrituras nos advierten en 2 Timoteo 3:1-4; "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios". Vivimos en los últimos tiempos; sólo con ver a nuestro alrededor nos damos cuenta que es así. Tanto los medios de comunicación como las redes sociales dan muestra de esta realidad; llamando a lo ‘bueno’ malo y a lo ‘malo’ bueno. La legalización del matrimonio homosexual, el aborto, el terrorismo contra el mundo occidental, la persecución del pueblo cristiano, la decadencia de nuestras instituciones y la corrupción descarada de la clase política; es una clara advertencia a nuestra conciencia y corazón adormecidos por la indiferencia a la realidad de Dios. ¿Será que no nos hemos dado cuenta de nuestra condición pecaminosa, y que Dios en su paciencia nos está llamando al arrepentimiento? En una ocasión, Jesús entristecido por la dureza del corazón de los religiosos de aquellos tiempos les dijo:"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta". En la Palabra de Dios encontramos las historias de las consecuencias por hacer caso omiso a las advertencias que Dios hacía a un pueblo rebelde, contumaz e indiferente. En 1ª de Corintios 10:5-11, hay un relato de este juicio y la advertencia que nos hace a nosotros, los que estamos viviendo en estos tiempos. "Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos". También Jesús habló acerca de los tiempos futuros en Lucas 17:26-29; "Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos". La mayoría de la gente cuando se les confronta con su condición espiritual responden de una de las siguientes maneras: "Yo no creo esas cosas", "Yo no creo en Dios", "Yo creo en la religión que mis padres me enseñaron", "Yo no necesito otra religión", "Yo tengo mi propio concepto de Dios". Pero, todos estos argumentos no cambian absolutamente nada, aún estamos bajo el escrutinio y el juicio de Dios al tratar de evadir nuestra responsabilidad moral delante de Él. Jesús dijo: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas (religiones, conceptos) mandamientos de hombres"; Marcos 7:6, 7. Todos hemos violado la Ley de Dios. La Palabra de Dios nos dice que; "Por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios"; Romanos 3:23. El decir que somos buenas personas y que no le hemos hecho mal a nadie… nos hace mentirosos. Y, ¿qué dice la ley de Dios al respecto?: "El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos"; Salmo 101:7. Deliberadamente estamos violando la ley de Dios y venimos a la conclusión de que somos mentirosos. ¿Has mentido alguna vez? ¿Alguna vez robaste? ¿Has deseado con lujuria a una mujer, has visto pornografía, has hablado mal de alguien? La palabra de Dios nos dice que el que violare solamente uno de estos mandamientos es culpable de todos (Santiago 2:10). Así que, después de todo, no somos "tan buenas personas"; somos culpables y merecemos el justo juicio de Dios. Pero Dios en su gran amor, envío a su Hijo Jesucristo en forma de carne para condenar al pecado en la carne, y para que nosotros podamos, a través del Espíritu Santo, "Nacer de Nuevo" en un profundo y sincero arrepentimiento, para una vida nueva. Una persona que no se ha arrepentido de su pecado y Nacido de Nuevo, no podrá entrar en el cielo. Una persona que no ha renacido a través del Espíritu Santo no conoce a Dios y su espíritu perecerá en la oscuridad por toda la eternidad. Quizás te preguntes, ¿qué debo hacer? ¿Podrá Dios perdonarme después de todo lo que he hecho? En mi experiencia personal me hice las mismas preguntas, pues mi ignorancia de las Escrituras y del propósito de Dios para mi vida, me tenían en esclavitud y condenación. Pero cuando me di cuenta que era un pecador y que estaba en serios problemas con el Señor, caí de rodillas y derramé mi corazón delante de Él, diciéndole que no entendía todo esto de la religión, pero una cosa si sabía, que yo era culpable, y que necesitaba Su perdón. Inmediatamente sentí que se me quitaba un gran peso de encima y una profunda paz me invadió, acompañada de un extraño gozo que nunca había sentido. Busqué una Biblia y empecé a leerla y me encontré con un Dios bueno y perdonador; me di cuenta que Él; "…es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento"; 2 Pedro 3:9. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad"; 1ª Juan 1:9. "Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús"; Romanos 3:24. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don (regalo) de Dios"; Efesios 2:8. Me di cuenta que si yo me había arrepentido de mi pecado y aceptado su perdón en fe, el Señor me daría el perdón y la salvación gratuitamente, pues es un regalo de Dios para los que se arrepienten y sinceramente, le aman y le buscan. Ante esta demostración del gran amor de Dios, no tenemos excusa alguna para seguir viviendo en una vida desordenada y lejos de Dios. Ahora puedo comprender porque debemos ser insistentes y no perder de vista la gran responsabilidad que tenemos de anunciar al mundo que nos rodea las "Buenas Nuevas" de Jesús. O dicho de otra manera, desde la perspectiva de Dios; ahora entiendo el por qué de "La Gran Comisión", de anunciar a toda criatura el Evangelio. Esta advertencia es una muestra del amor y la paciencia de Dios, pues Él quiere que todos vengan al arrepentimiento y sean salvos por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Al mismo tiempo, esa advertencia puede ser de bendición o de juicio para nuestras ciudades, si descuidamos esta gran oportunidad de salvación tan grande. |
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Las Sagradas Escrituras nos advierten en 2 Timoteo 3:1-4; "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios". Vivimos en los últimos tiempos; sólo con ver a nuestro alrededor nos damos cuenta que es así. Tanto los medios de comunicación como las redes sociales dan muestra de esta realidad; llamando a lo ‘bueno’ malo y a lo ‘malo’ bueno. La legalización del matrimonio homosexual, el aborto, el terrorismo contra el mundo occidental, la persecución del pueblo cristiano, la decadencia de nuestras instituciones y la corrupción descarada de la clase política; es una clara advertencia a nuestra conciencia y corazón adormecidos por la indiferencia a la realidad de Dios. ¿Será que no nos hemos dado cuenta de nuestra condición pecaminosa, y que Dios en su paciencia nos está llamando al arrepentimiento? En una ocasión, Jesús entristecido por la dureza del corazón de los religiosos de aquellos tiempos les dijo:"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta". En la Palabra de Dios encontramos las historias de las consecuencias por hacer caso omiso a las advertencias que Dios hacía a un pueblo rebelde, contumaz e indiferente. En 1ª de Corintios 10:5-11, hay un relato de este juicio y la advertencia que nos hace a nosotros, los que estamos viviendo en estos tiempos. "Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos". También Jesús habló acerca de los tiempos futuros en Lucas 17:26-29; "Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos". La mayoría de la gente cuando se les confronta con su condición espiritual responden de una de las siguientes maneras: "Yo no creo esas cosas", "Yo no creo en Dios", "Yo creo en la religión que mis padres me enseñaron", "Yo no necesito otra religión", "Yo tengo mi propio concepto de Dios". Pero, todos estos argumentos no cambian absolutamente nada, aún estamos bajo el escrutinio y el juicio de Dios al tratar de evadir nuestra responsabilidad moral delante de Él. Jesús dijo: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas (religiones, conceptos) mandamientos de hombres"; Marcos 7:6, 7. Todos hemos violado la Ley de Dios. La Palabra de Dios nos dice que; "Por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios"; Romanos 3:23. El decir que somos buenas personas y que no le hemos hecho mal a nadie… nos hace mentirosos. Y, ¿qué dice la ley de Dios al respecto?: "El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos"; Salmo 101:7. Deliberadamente estamos violando la ley de Dios y venimos a la conclusión de que somos mentirosos. ¿Has mentido alguna vez? ¿Alguna vez robaste? ¿Has deseado con lujuria a una mujer, has visto pornografía, has hablado mal de alguien? La palabra de Dios nos dice que el que violare solamente uno de estos mandamientos es culpable de todos (Santiago 2:10). Así que, después de todo, no somos "tan buenas personas"; somos culpables y merecemos el justo juicio de Dios. Pero Dios en su gran amor, envío a su Hijo Jesucristo en forma de carne para condenar al pecado en la carne, y para que nosotros podamos, a través del Espíritu Santo, "Nacer de Nuevo" en un profundo y sincero arrepentimiento, para una vida nueva. Una persona que no se ha arrepentido de su pecado y Nacido de Nuevo, no podrá entrar en el cielo. Una persona que no ha renacido a través del Espíritu Santo no conoce a Dios y su espíritu perecerá en la oscuridad por toda la eternidad. Quizás te preguntes, ¿qué debo hacer? ¿Podrá Dios perdonarme después de todo lo que he hecho? En mi experiencia personal me hice las mismas preguntas, pues mi ignorancia de las Escrituras y del propósito de Dios para mi vida, me tenían en esclavitud y condenación. Pero cuando me di cuenta que era un pecador y que estaba en serios problemas con el Señor, caí de rodillas y derramé mi corazón delante de Él, diciéndole que no entendía todo esto de la religión, pero una cosa si sabía, que yo era culpable, y que necesitaba Su perdón. Inmediatamente sentí que se me quitaba un gran peso de encima y una profunda paz me invadió, acompañada de un extraño gozo que nunca había sentido. Busqué una Biblia y empecé a leerla y me encontré con un Dios bueno y perdonador; me di cuenta que Él; "…es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento"; 2 Pedro 3:9. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad"; 1ª Juan 1:9. "Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús"; Romanos 3:24. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don (regalo) de Dios"; Efesios 2:8. Me di cuenta que si yo me había arrepentido de mi pecado y aceptado su perdón en fe, el Señor me daría el perdón y la salvación gratuitamente, pues es un regalo de Dios para los que se arrepienten y sinceramente, le aman y le buscan. Ante esta demostración del gran amor de Dios, no tenemos excusa alguna para seguir viviendo en una vida desordenada y lejos de Dios. Ahora puedo comprender porque debemos ser insistentes y no perder de vista la gran responsabilidad que tenemos de anunciar al mundo que nos rodea las "Buenas Nuevas" de Jesús. O dicho de otra manera, desde la perspectiva de Dios; ahora entiendo el por qué de "La Gran Comisión", de anunciar a toda criatura el Evangelio. Esta advertencia es una muestra del amor y la paciencia de Dios, pues Él quiere que todos vengan al arrepentimiento y sean salvos por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Al mismo tiempo, esa advertencia puede ser de bendición o de juicio para nuestras ciudades, si descuidamos esta gran oportunidad de salvación tan grande. |
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